El 29 de septiembre de 1976, durante su fiesta de cumpleaños número 41, Jerry Lee Lewis protagonizó uno de los incidentes más polémicos de su vida. Mientras celebraba en su casa, el icónico rockero sacó su pistola y, en un acto aparentemente temerario, comenzó a disparar contra una puerta de oficina, al parecer solo por diversión. Sin embargo, uno de esos disparos impactó en el pecho de su bajista, Norman Owens, quien afortunadamente sobrevivió a la herida. Tras el incidente, Owens decidió demandar a Lewis por lo sucedido.

Este episodio reflejó el estado emocional y mental inestable de Jerry Lee Lewis en aquella época, sumergido en una vida de excesos, marcada por el abuso de sustancias, una tendencia a la violencia, y problemas legales constantes. Aunque Lewis no fue procesado por el disparo, su reputación continuó siendo empañada por este tipo de comportamientos erráticos, que incluyeron arrestos por abuso de drogas y otras polémicas que marcaron los años 70.

No era la primera vez que Lewis se encontraba en el ojo del huracán. Su vida estuvo llena de controversias desde los inicios de su carrera, en especial cuando, en 1957, se casó con su prima de 13 años, Myra Gale Brown, un escándalo que casi destruyó su carrera. A lo largo de los años, enfrentó múltiples tragedias personales, como la muerte de dos de sus hijos, lo que, según sus propias declaraciones, lo llevó a abusar del alcohol y las drogas.

El caso de Norman Owens fue solo un episodio más en la turbulenta vida del «Killer,» como era conocido Lewis, una leyenda del rock and roll cuyo talento sobre el escenario contrastaba enormemente con su vida personal llena de caos y tragedias.

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