El 28 de agosto de 1964, en la suite del Delmonico Hotel en Nueva York, ocurrió uno de los encuentros más influyentes en la historia de la música moderna. Los protagonistas fueron dos colosos de la escena musical: The Beatles, quienes se encontraban en la cúspide de su fama, y Bob Dylan, el renombrado cantautor que ya era una figura emblemática en la escena del folk. Esta reunión marcaría no solo el comienzo de una amistad, sino también un giro crucial en la evolución artística de los Fab Four.

The Beatles habían escuchado por primera vez a Bob Dylan durante una gira en Francia en la primavera de 1964, y quedaron «fascinados» por su música. Hasta entonces, la banda de Liverpool había estado dominando el panorama musical con su alegre pop rock, pero ese encuentro con Dylan sembraría las semillas de una transformación estilística que resonaría en su obra posterior.

Según la leyenda, fue en esta noche cuando Dylan introdujo a The Beatles a la marihuana, un momento que cambiaría la dirección de su música y cultura para siempre. Durante la reunión, Dylan, quien había asumido que los Beatles ya eran consumidores debido a la letra de su éxito «I Want to Hold Your Hand», se sorprendió al descubrir que no era así. La línea «I can’t hide» de la canción había sido malinterpretada por Dylan como «I get high» (me drogo), lo que lo llevó a ofrecerles su primer porro.

La reacción fue inmediata y memorable. Ringo Starr fue el primero en probarla y pronto se convirtió en un «desastre de risas». Paul McCartney, por su parte, se sintió tan iluminado por la experiencia que le pidió a su roadie, Mal Evans, que tomara nota de sus pensamientos porque sentía que estaba «pensando por primera vez». Al día siguiente, al revisar sus notas, encontró solo la críptica frase «¡Hay siete niveles!», lo que provocó carcajadas entre el grupo.

Este momento de camaradería y exploración psicodélica no solo profundizó la relación entre Dylan y los Beatles, sino que también influenció profundamente el estilo musical de la banda. Desde ese encuentro, The Beatles empezaron a incorporar letras más introspectivas y sonidos más complejos en su música, alejándose del pop liviano hacia una dirección más experimental y psicodélica. Canciones como «Norwegian Wood» y álbumes enteros como Revolver y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band reflejan claramente la influencia de Dylan y su introducción a la cultura del cannabis.

El impacto de este encuentro se extendió más allá de la música de los Beatles. Fue un catalizador para la expansión de la contracultura en la década de 1960, que promovía la exploración personal y el desafío a las normas sociales a través del uso de drogas psicodélicas. Además, estableció un vínculo duradero entre Dylan y los Beatles, a pesar de que sus trayectorias musicales a veces siguieran caminos divergentes.

Este icónico encuentro del 28 de agosto de 1964 no solo unió a dos de los más grandes artistas del siglo XX, sino que también inició una revolución en la música y la cultura que resonaría durante décadas.

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