El falso LSD de Lennon y Harrison: la noche que cambió a The Beatles sin que ellos lo supieran

Por: Mike Stone

Primavera de 1965, Londres. Los Beatles estaban lejos de ser “solo una banda pop”: giras mundiales, discos que rompían récords y un entorno creativo vibrante que los empujaba hacia nuevas ideas. Aunque las drogas psicodélicas comenzaban a circular en círculos artísticos, Lennon y Harrison todavía no habían tenido contacto real con ellas. Eso estaba por cambiar… de la forma menos esperada.

Una invitación aparentemente inofensiva

John Lennon y Cynthia, junto con George Harrison y Pattie Boyd, fueron invitados a cenar por John Riley, dentista amigo de Harrison. Nada indicaba que la noche fuera a desviarse del curso normal. Después de la cena, Riley insistió en que todos tomaran café antes de irse. Lo que no sabían es que ese café llevaba cubos de azúcar impregnados con LSD.

Según Cynthia Lennon, Riley evitó dejarlos marchar hasta que todos hubieran bebido. Solo entonces reveló que habían sido dosificados sin consentimiento. Lennon estalló: “How dare you fucking do that to us!”, recordaría años después.

El comienzo del desconcierto

A los pocos minutos, la realidad empezó a fracturarse. Colores intensificados, distancias deformadas, luces que parecían respirar. Cuando el grupo decidió marcharse al club Ad Lib, la experiencia se volvió todavía más surrealista: Harrison condujo su Mini Cooper casi en cámara lenta, y en algún momento creyeron que el ascensor del club estaba en llamas.

Cynthia describió la sensación como “estar atrapada en una película de horror iluminada por luces distorsionadas”.

Una madrugada que no se apagó

Terminada la salida, todos regresaron a Kenwood, la casa de Lennon. La noche se alargó en conversaciones extrañas, visiones intensas y un desconcierto compartido: ninguno había elegido ese viaje, ninguno sabía qué esperar y, sin embargo, algo empezaba a cambiar por dentro.

El eco artístico de un viaje no deseado

Pese al enojo inicial, la experiencia dejó huellas profundas. Harrison habló de una felicidad expansiva, de una percepción distinta del mundo. Lennon diría después que “algo se había encendido”. La música lo reflejaría pronto.

Canciones como “Doctor Robert” —inspirada en la cultura de médicos que suministraban estimulantes a artistas— y, más adelante, todo el giro sonoro de Revolver (1966) muestran cómo este episodio abrió puertas creativas: estructuras más audaces, letras introspectivas, experimentación sonora y la curiosidad que condujo al posterior viaje espiritual del grupo.

Un episodio tan absurdo como determinante

Que el punto de partida psicodélico de Lennon y Harrison haya sido provocado por su dentista sin consentimiento es algo que con los años parece casi imposible… pero está documentado por ellos mismos.

En el extraño tablero del rock, a veces las fichas se mueven por accidente. Y aquella noche en 1965 quedó registrada como el primer paso —inesperado, involuntario y decisivo— hacia la expansión sonora que transformaría a The Beatles para siempre.

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