El 13 de noviembre de 2025, Monterrey volvió a rugir a lo grande: Foo Fighters regresó a México para presentar uno de los conciertos más potentes del año en el Estadio Banorte, como parte del Corona Capital Sessions Monterrey. Más de 16 000 personas llenaron el recinto para ver a Dave Grohl y compañía en un espectáculo que desde la primera canción dejó claro que la banda sigue tocando como si el tiempo no pasara.
Un arranque que sacudió el estadio
Sin preámbulos ni discursos largos, la banda abrió con la fuerza inconfundible de “All My Life”, desatando la euforia del público. Desde los primeros acordes, Grohl mantuvo su sello característico: energía desbordada, gritos de batalla, y ese carisma que convierte cada show en una celebración.
Un repertorio lleno de himnos
A lo largo de la noche, Foo Fighters recorrió gran parte de su catálogo más emblemático. Sonaron piezas como:
- “Learn to Fly”
- “The Pretender”
- “Times Like These”
- “Best of You”
Cada una fue acompañada por coros masivos que resonaron por todo el estadio, confirmando que Monterrey es, desde hace décadas, territorio fiel de la banda.
El momento íntimo
A mitad del concierto, Grohl tomó el micrófono para agradecer al público mexicano, recordando que la primera vez que tocó en México —hace ya muchos años— lo hizo con un nerviosismo similar al de aquella noche. Su voz se quebró ligeramente antes de entrar a una versión emotiva y extendida de “Everlong”, uno de los puntos álgidos del concierto.
Una banda que sigue tan feroz como siempre
Mientras el público coreaba cada palabra, la banda mostró la solidez de siempre:
- guitarras filosas,
- una sección rítmica imponente,
- y una entrega que rara vez baja de intensidad.
Foo Fighters no llegó a cumplir un trámite; llegó a reafirmar por qué sigue siendo uno de los actos de rock más grandes del mundo.
El rugido final
El cierre llegó con una explosión colectiva cuando el estadio entero cantó el último coro de “Best of You”, acompañado por Grohl, quien dejó claro que la conexión con México sigue intacta y más viva que nunca.
