El riff que despertó al rock: la madrugada en que Keith Richards soñó “Satisfaction”

Por: Mike Stone

Era la madrugada del 7 de mayo de 1965 cuando algo extraordinario interrumpió el sueño de Keith Richards. En su departamento de Londres (en su autobiografía Life lo ubica en Carlton Hill, St. John’s Wood), Richards sintió un fragmento de melodía clavarse en su cabeza. No era una canción completa, sino un riff de tres notas que retumbaba con insistencia entre los sueños.

Sin pensarlo demasiado, despertó con el impulso de capturarlo. Tomó su guitarra acústica, alcanzó la pequeña grabadora Philips que tenía al lado de la cama, y comenzó a tocarlo. Apenas unos segundos —o quizá un minuto o dos— quedaron grabados. Luego volvió a dormirse, como si aquella inspiración fugaz fuera solo una sombra que debía acuñarse antes de desvanecerse.

La sorpresa del día siguiente

Al amanecer, Richards notó algo curioso: la cinta que había puesto nueva la noche anterior estaba completamente al final, como si hubiera sido usada. Intrigado, rebobinó y presionó “play”. Lo que salió fue una secuencia extraña: primero, fragmentos de guitarra —el riff que había soñado—, luego el sonido de la púa al caer, y después unos cuarenta minutos de sus propios ronquidos. Richards se quedó en silencio, escuchando esa mezcla de música inconsciente y sueño profundo.

Para él, fue un milagro. No había conciencia ni planificación en aquello que había registrado. Pero si no hubiera mirado la grabadora aquella mañana y rebobinado la cinta, ese riff podría haber desaparecido para siempre.

Del borrador a la obra maestra

Cuando llevó esa grabación al estudio, Mick Jagger reconoció el potencial inmediato del gancho. El riff fue desarrollado, amplificado, distorsionado con una fuzz box —para lograr ese tono sucio, agresivo y rasposo—, y pasó a encabezar lo que sería «(I Can’t Get No) Satisfaction».

En el proceso creativo, Richards tenía una visión distinta: imaginaba ese riff interpretado por una sección de metales, como un “solismo setentero”. Pero sus compañeros y la producción eligieron mantenerlo en guitarra con distorsión, convencidos de que ese sonido directo conectaría más fuerte.

El 12 de mayo de 1965, los Stones grabaron la versión definitiva en los estudios RCA en Hollywood. Y el riff onírico, capturado entre sueños, se convirtió en una de las introducciones más icónicas del rock.

El mito y su magnitud

A veces se cree que Richards compuso el riff en un hotel en Florida, durante su gira por EE. UU. Pero él mismo aclaró en Life que sucedió en su casa de Londres. Esa confusión se mezcla con el hecho de que Mick Jagger escribió la letra unos días antes, en Clearwater, Florida, mientras la banda estaba de gira.

Con el paso de los años, ese episodio adquirió tintes legendarios: un riff que emergió del inconsciente, casi un regalo del sueño para la música. Richard lo llamó “un milagro”, y muchos lo vieron como prueba de que el genio creativo actúa más allá de la lógica consciente.

Así, el famoso riff de Satisfaction no nació de un ensayo, un golpe calculado o una búsqueda prolongada: nació de la vulnerabilidad del sueño, de esa zona en que la mente suelta lo que ha estado trabajando en secreto.

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